En los últimos veinte años, el panorama económico ha experimentado cambios notables, y con él, la gran distribución ha evolucionado para adaptarse a este nuevo contexto. Sin embargo, mientras que la industria se ha transformado, ¿ha experimentado el comprador profesional un cambio sustancial en sus funciones y enfoques?
José Ignacio Caballero, experto en retail y miembro de «El Gurupo,» reflexiona sobre esta cuestión fundamental. A pesar de que los objetivos del comprador profesional siguen siendo los mismos: generar ventas, mejorar márgenes, intensificar promociones y diferenciarse en el mercado, Caballero plantea la necesidad de una evolución en la forma en que estos profesionales se relacionan con sus proveedores.
La metáfora que propone, «saber boxear es muy diferente de pegarse,» resalta la importancia de una estrategia inteligente en las negociaciones. Caballero argumenta que la relación comprador-proveedor debería ir más allá de la simple transacción comercial, incorporando una visión de negocio a medio y corto plazo. Este enfoque implica entender que no todas las victorias son de 11-0, y que en ocasiones, ceder un gol no significa perder el partido, sino parte del camino hacia el éxito final, como ganar la Liga.
La evolución que Caballero propone no se limita solo a los resultados financieros, sino a la ética empresarial y la calidad de las relaciones comerciales. Destaca la importancia de generar confianza, ser puntual, responder a mensajes y llamadas, cumplir compromisos y, sobre todo, mantener la exigencia y profesionalidad con buena educación y empatía.
El mensaje es claro: las buenas relaciones comprador-vendedor son inversiones a largo plazo que benefician a todas las partes involucradas, tanto a nivel empresarial como personal. Caballero nos recuerda que, a pesar de tratarse de negocios, estos están compuestos por personas, un aspecto que no debe pasarse por alto en el siempre dinámico mundo de la gran distribución.
En conclusión, la transformación silenciosa del comprador profesional no solo debería reflejarse en las estrategias de negocio, sino también en la calidad de las interacciones humanas que sustentan la columna vertebral de la industria de la gran distribución.
Fuente: Foodretail